Cómo sanar tu intestino para recuperar tus hormonas y tu libido
Recupera tu energía y tu deseo: la conexión intestino-hormonas que debes conocer.
Hola, mi nombre es Juan. Es un gusto tenerte por aquí. Me complace que mis textos te hayan interesado y que generen valor en tu vida. La semana anterior conversamos sobre una estrategia que he incorporado en mis buenos hábitos y en los de mis clientes: el ciclado de carbohidratos en conjunto con el ayuno, la dieta "keto" y la carnívora. Con los años, he descubierto que el "camino medio" suele producir mejores resultados que los extremos.
Hoy vamos a hablar de un tema que suele ser ignorado por el dogma médico y nutricional: la relación entre tu salud intestinal, tus hormonas y tu deseo sexual. Muchos de los problemas de salud que enfrentas tienen su origen en tu sistema digestivo y en tus hábitos de alimentación y sueño.
Cómo sanar tu intestino para recuperar tus hormonas y tu libido
Estás acercándote a los cuarenta o cincuenta, como yo, y apuesto a que te apasiona mantenerte en forma, fuerte y lleno de energía. Duermes tus ocho horas, levantas pesas varias veces por semana, sigues una dieta baja en carbohidratos y alta en proteínas, pero, ¿qué pasa si, a pesar de todo eso, sientes que tu libido no está a la altura, tu energía decae o tus hormonas parecen estar fuera de control? Si además tienes problemas digestivos como hinchazón o sensibilidades alimentarias, quédate conmigo. Hoy te voy a contar cómo tu intestino podría ser el gran culpable y cómo puedes solucionarlo. ¡Prepárate para tomar el control!
Tus hormonas y tu libido están en caída libre (y tu intestino tiene la culpa)
No es ningún secreto que los problemas hormonales y la baja libido afectan a muchos de nosotros a medida que envejecemos. Pero lo que quizás no sepas es que estos problemas son especialmente comunes si tienes líos digestivos. Sí, tu intestino no es solo un tubo para procesar comida; es como un segundo cerebro que regula todo, desde tu estado de ánimo hasta tus hormonas sexuales.
El intestino actúa como un órgano neuroendocrino, produciendo neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, péptidos como la grelina y la leptina, y moléculas inmunes que influyen directamente en tus niveles hormonales (Baj et al., 2019).
Cuando algo anda mal ahí abajo —inflamación, infecciones o un intestino permeable—, tu cuerpo recibe señales de alerta constantes. Esto apaga el eje hipotalámico-pituitario-gonadal (HPG), que es el motor detrás de la testosterona, el estrógeno y el DHEA. ¿El resultado? Hormonas por el suelo y una libido que parece haberse ido de vacaciones.
Dominancia de estrógenos
Y hay más... Si tu intestino está desequilibrado, podrías estar enfrentando algo llamado "dominancia de estrógenos". Normalmente, el hígado procesa el estrógeno y lo envía al intestino para eliminarlo. Pero si tu microbioma está fuera de control, una enzima llamada beta-glucuronidasa reactiva ese estrógeno, haciendo que recircule en tu cuerpo (Kwa et al., 2016). Esto no solo te deja con fatiga y mal humor, sino que también puede bajar tu testosterona si eres hombre o desequilibrar tu progesterona si eres mujer. ¿Te suena familiar? Es como si tu cuerpo estuviera conspirando contra ti, y todo empieza en el intestino.
Síntomas de la dominancia de estrógenos en mujeres
En las mujeres, la dominancia estrogénica puede provocar diversos síntomas debido a la influencia del estrógeno en los tejidos reproductivos, el estado de ánimo y el metabolismo. Los síntomas comunes incluyen:
Sangrado menstrual irregular o abundante: el exceso de estrógeno puede sobreestimular el revestimiento uterino, causando períodos más abundantes o frecuentes.
Hinchazón y retención de líquidos: los niveles elevados de estrógeno pueden hacer que el cuerpo retenga agua, provocando sensación de hinchazón.
Sensibilidad o inflamación mamaria: el alto nivel de estrógeno puede causar dolor o aumento del tamaño de los senos.
Cambios de humor, irritabilidad o depresión: el estrógeno afecta neurotransmisores como la serotonina, por lo que un desequilibrio puede alterar la estabilidad emocional.
Aumento de peso, especialmente en caderas y muslos: el estrógeno favorece el almacenamiento de grasa en estas zonas.
Fatiga: los desequilibrios hormonales pueden agotar los niveles de energía.
Dolores de cabeza o migrañas: las fluctuaciones de estrógeno son un desencadenante conocido de dolores de cabeza.
Pérdida de cabello: el exceso de estrógeno puede contribuir al adelgazamiento del cabello.
Trastornos del sueño: el desequilibrio hormonal puede causar insomnio o mala calidad del sueño.
Disminución de la libido: un desequilibrio con otras hormonas, como la testosterona, puede reducir el deseo sexual.
Manifestaciones físicas en mujeres
Los signos físicos de la dominancia estrogénica en mujeres suelen involucrar cambios en los tejidos reproductivos y mamarios:
Aumento del tamaño de los senos: el estrógeno estimula el crecimiento del tejido mamario.
Cambios fibroquísticos: los senos pueden desarrollar bultos o quistes, causando molestias.
Fibromas uterinos: estos crecimientos no cancerosos en el útero están frecuentemente relacionados con niveles elevados de estrógeno.
Endometriosis: el exceso de estrógeno puede empeorar esta condición, donde el tejido uterino crece fuera del útero.
Síntomas de la dominancia de estrógenos en hombres
En los hombres, la dominancia estrogénica puede alterar el equilibrio con la testosterona, provocando síntomas que afectan la apariencia física, la función sexual y el bienestar general:
Ginecomastia: aumento del tejido mamario causado por la estimulación del estrógeno.
Disfunción eréctil: el alto nivel de estrógeno puede interferir con la función de la testosterona en el mantenimiento de la función sexual.
Infertilidad: los niveles elevados de estrógeno pueden afectar la producción y calidad del esperma.
Pérdida de masa muscular: el estrógeno puede contrarrestar los efectos de la testosterona en el desarrollo muscular.
Aumento de grasa corporal, especialmente en el abdomen: el estrógeno favorece la acumulación de grasa.
Cambios de humor, incluyendo depresión o irritabilidad: al igual que en las mujeres, el estrógeno puede influir en los neurotransmisores que regulan el estado de ánimo.
Fatiga: los desequilibrios hormonales suelen provocar baja energía.
Disminución de la libido: el exceso de estrógeno puede suprimir la testosterona, reduciendo el deseo sexual.
Manifestaciones físicas en hombres
Los signos físicos en hombres son a menudo visibles y están relacionados con cambios en las características sexuales secundarias:
Desarrollo de tejido mamario: aumento notable del pecho debido a la ginecomastia.
Reducción del vello facial y corporal: el estrógeno puede contrarrestar los efectos de la testosterona en el crecimiento del vello.
Atrofia testicular: el alto nivel de estrógeno puede suprimir la producción de testosterona, causando una disminución del tamaño testicular.
Síntomas comunes
Algunos síntomas de la dominancia estrogénica son comunes tanto en hombres como en mujeres, reflejando los amplios efectos del estrógeno en el cuerpo:
Aumento de peso: el almacenamiento de grasa se incrementa, aunque la distribución varía (caderas y muslos en mujeres, abdomen en hombres).
Fatiga: los niveles de energía disminuyen debido a la alteración hormonal.
Cambios de humor: la inestabilidad emocional puede ocurrir en ambos géneros.
Disminución de la libido: el deseo sexual disminuye cuando el estrógeno predomina sobre otras hormonas.
Problemas de sueño: la dificultad para dormir o la mala calidad del sueño pueden afectar a cualquiera con este desequilibrio.
Tu cuerpo está en modo supervivencia (y el sexo no es su prioridad)
Vamos a poner esto en perspectiva, porque no es solo un pequeño inconveniente. Cuando tu intestino está en caos —digamos, con un intestino permeable o una infección como el SIBO—, tu cuerpo se vuelve loco tratando de defenderse. Las toxinas y los patógenos se cuelan en tu sangre, desencadenando inflamación crónica y estrés oxidativo (Camilleri, 2019). En este estado, tu cuerpo dice: "¡Olvídate de la reproducción, aquí hay una emergencia!".
El cortisol, la hormona del estrés, se dispara, mientras que la testosterona, el estrógeno y el DHEA caen en picada. Tu libido desaparece porque, para tu cuerpo, sobrevivir es más importante que cualquier otra cosa. Y aquí viene lo peor: las infecciones intestinales mantienen tu eje HPA (hipotalámico-pituitario-adrenal) en alerta máxima, lo que significa que tu cortisol está siempre alto o desregulado. Esto "roba" pregnenolona —un ingrediente clave para tus hormonas sexuales— para producir más cortisol en su lugar (Ranabir & Reetu, 2011). Con el tiempo, tus glándulas suprarrenales se agotan, dejándote sin energía, con el ánimo por el suelo y sin ganas de nada en la cama.
Arregla tu intestino y recupera tu vida
Aquí viene la parte buena: no tienes que resignarte a una vida de baja energía y libido apagada. Olvídate de los potenciadores de testosterona que solo tapan el problema; la clave está en atacar la raíz, y eso significa sanar tu intestino. Te voy a dar pasos prácticos que puedes empezar hoy mismo, basados en mi experiencia como coach y mentor:
Detecta y elimina infecciones: si tienes hinchazón o sospechas de SIBO o de la levadura Candida, hazte las pruebas. Un profesional puede guiarte para tratarlas y sacar esos bichos de tu sistema.
Reduce la inflamación: sustituye los alimentos ricos en carbohidratos y aceites de semillas (como soya, canola, maíz, girasol, etc.) por alimentos naturales de origen animal como huevos, carne y pescado. Estos alimentos contienen omega-3, un ácido graso antiinflamatorio. Recuerda: menos inflamación intestinal significa menos estrés hormonal.
Sella tu intestino: El intestino permeable se puede reparar con L-glutamina, zinc y probióticos de calidad (Bischoff et al., 2014). Yo soy fan del caldo de huesos casero; es como un abrazo para tu mucosa intestinal.
Equilibra tu microbioma: Come más fermentados —yogurt, chucrut, kéfir, kimchi— para repoblar tu intestino con bacterias buenas. Un microbioma sano mantiene tus hormonas en línea.
Controla el estrés: El cortisol alto es un ladrón de testosterona. Dedica 10 minutos al día a respirar profundo o caminar. Y, por favor, ¡duerme tus 8 horas como rey!
Optimiza tu dieta: elimina el alcohol, las bebidas azucaradas y los lácteos. Lo enfatizo: corta el azúcar y los granos refinados. Aumenta el consumo de proteínas y grasas saludables de origen animal —esto ayudará a tu digestión y estabilizará tus hormonas—.
Prueba el ayuno intermitente: Un ayuno de 16:8 puede reducir la inflamación y ayudar a tu cuerpo a regenerarse (Patterson & Sears, 2017). Es una herramienta que uso a diario y recomiendo a menudo.
No tienes que hacerlo todo de golpe. Empieza con uno o dos cambios y construye desde ahí. Te prometo que notarás la diferencia.
Tu salud intestinal juega un papel fundamental en tu bienestar hormonal y sexual, actuando como un segundo cerebro que influye directamente en la producción de tus hormonas y neurotransmisores. Cuando tu intestino está desequilibrado, ya sea por inflamación, infecciones o permeabilidad intestinal, se desencadena una cascada de efectos que pueden resultar en niveles hormonales desregulados y una libido disminuida.
Un problema común pero poco reconocido que podrías estar experimentando es la dominancia de estrógenos, causada por un microbioma intestinal desequilibrado que afecta la forma en que tu cuerpo procesa y elimina el estrógeno. Este desequilibrio puede manifestarse de diferentes maneras, desde cambios físicos hasta alteraciones en tu estado de ánimo y energía. Cuando tu cuerpo está lidiando con problemas intestinales, entra en modo supervivencia, priorizando la defensa sobre funciones "no esenciales" como la reproducción.
Existe una solución natural y efectiva para ti: sanar tu intestino. A través de cambios específicos en tu dieta, como la incorporación de alimentos fermentados y la eliminación de alimentos inflamatorios, junto con estrategias como el ayuno intermitente y el manejo del estrés, puedes restaurar tu equilibrio intestinal y, por ende, tu balance hormonal. Este enfoque holístico no solo mejorará tu salud digestiva, sino que también puede devolverte la vitalidad, la energía y el deseo sexual que mereces.
Mira, si estás lidiando con baja libido, poca energía o problemas hormonales, y encima tienes síntomas digestivos, no sigas perdiendo el tiempo con soluciones rápidas. Sanar tu intestino no es solo para tu barriga; es para tus hormonas, tu fuerza y tu vida sexual. Te hablo como hombre que ha estado ahí y como coach que ha ayudado a otros a salir del hoyo. Hazlo por ti: empieza hoy, da el primer paso y comparte esto con alguien que lo necesite. ¡Vamos a recuperar esa versión imparable de ti!
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¡Hasta pronto!
Juan — 50yFit
Referencias
Baj, A., Moro, E., Bistoletti, M., Orlandi, V., Crema, F., & Giaroni, C. (2019). Glutamatergic signaling along the microbiota-gut-brain axis. International Journal of Molecular Sciences, 20(6), 1482.
Bischoff, S. C., Barbara, G., Buurman, W., Ockhuizen, T., Schulzke, J. D., Serino, M., ... & Wells, J. M. (2014). Intestinal permeability–a new target for disease prevention and therapy. BMC Gastroenterology, 14(1), 189.
Camilleri, M. (2019). Leaky gut: mechanisms, measurement and clinical implications in humans. Gut, 68(8), 1516-1526.
Kwa, M., Plottel, C. S., Blaser, M. J., & Adams, S. (2016). The intestinal microbiome and estrogen receptor-positive female breast cancer. Journal of the National Cancer Institute, 108(8), djw029.
Patterson, R. E., & Sears, D. D. (2017). Metabolic effects of intermittent fasting. Annual Review of Nutrition, 37, 371-393.
Ranabir, S., & Reetu, K. (2011). Stress and hormones. Indian Journal of Endocrinology and Metabolism, 15(1), 18-22.
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