Descubre 6 motivos por los que dejar la avena puede mejorar tu salud inmediatamente
Al consumir avena, lo único que logras es aumentar significativamente la glucosa en sangre, y tu cuerpo generará mucha insulina en respuesta.
En nuestra última conversación, hablamos sobre las razones por las que no deberías ignorar las intolerancias alimentarias, ya que pueden ser indicativas de problemas subyacentes más grandes como el síndrome de intestino permeable, enfermedad intestinal inflamatoria, disbiosis, SIBO y otras condiciones relacionadas.
Hoy quiero abordar un tema igualmente importante: la avena.
Descubre 6 motivos por los que dejar la avena puede mejorar tu salud inmediatamente
La avena ha sido promocionada como un súper alimento, lleno de supuestos beneficios nutricionales. Sin embargo, quiero adelantarte que dejar de consumir avena de inmediato puede ser una de las mejores decisiones para tu salud. Ahora mismo, vamos a desmentir algunos de los beneficios atribuidos a este cereal y por qué podría no ser tan bueno para ti como se ha dicho.
1) La avena está repleta de agroquímicos
De acuerdo a Alejandro Dietista, un estudio ha determinado que se han encontrado residuos de glifosato en muestras de 28 marcas de cereales que contienen avena y, en algunos casos, hasta el doble de los residuos permitidos legalmente en Europa.
El infame glifosato
El glifosato es un herbicida de uso común, conocido principalmente por su papel en la agricultura y la jardinería. Fue registrado por primera vez como pesticida en los Estados Unidos en 1974 y es un ingrediente clave en muchos herbicidas, incluyendo la popular marca Roundup propiedad de Bayer. El glifosato funciona como un herbicida no selectivo, lo que significa que puede matar la mayoría de las plantas con las que entra en contacto al inhibir una vía enzimática específica necesaria para el crecimiento de las plantas. Esta vía no se encuentra en los animales, por lo que inicialmente se consideró que el glifosato tenía un bajo riesgo para la salud humana.
A pesar de su uso generalizado, el glifosato ha sido objeto de una controversia significativa e investigaciones sobre sus posibles riesgos para la salud, particularmente sus propiedades cancerígenas.
En 2015, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), clasificó el glifosato como "probablemente carcinogénico para los humanos" basado en evidencia que lo vincula con el linfoma no hodkiniano (LNH) y otros cánceres. Esta clasificación fue respaldada por varios estudios que sugieren un aumento del 41 % en el riesgo de LNH entre las personas con alta exposición a herbicidas a base de glifosato.
Los hallazgos de la investigación han sido mixtos, con algunos estudios indicando una fuerte asociación entre la exposición al glifosato y el LNH, mientras que otros no han encontrado vínculos significativos. Por ejemplo, un metaanálisis que involucró a casi 65,000 participantes indicó un vínculo convincente entre el glifosato y el LNH, mientras que otros estudios no lograron establecer una conexión clara con tumores sólidos u otros cánceres específicos.
Más allá del cáncer, la exposición al glifosato se ha asociado con varios otros problemas de salud:
Disrupción endocrina: El glifosato puede interferir con los sistemas hormonales, lo que podría llevar a problemas de salud reproductiva.
Efectos neurológicos: Los estudios sugieren que el glifosato podría contribuir a la neuroinflamación y el estrés oxidativo, afectando la neurotransmisión y posiblemente conduciendo a condiciones como el trastorno del espectro autista y el deterioro de la memoria en aquellos con exposición ocupacional.
Disrupción del microbioma: Se ha relacionado el glifosato con efectos adversos en la microbiota intestinal, lo que puede influir en la salud general y la susceptibilidad a enfermedades.
2) La avena contiene ácido fítico
El ácido fítico es una sustancia presente en semillas de plantas, nueces, granos y legumbres que puede dificultar la absorción de ciertos minerales, como hierro, zinc, magnesio y calcio, en el tracto digestivo. Por esta razón, forma parte de los "antinutrientes" comúnmente presentes en alimentos de origen vegetal.
Para la mayoría de las personas, el ácido fítico no representa una preocupación importante. Sin embargo, aquellos con mayor riesgo de deficiencias minerales, como vegetarianos, veganos o personas con deficiencia de hierro, pueden considerar limitar los alimentos muy ricos en fitatos o usar métodos de preparación para reducir el ácido fítico.
🌟 Métodos como remojar, germinar, fermentar y cocinar pueden reducir significativamente los niveles de ácido fítico en los alimentos.
3) La avena tiene un mal sabor
A pesar de que este atributo puede ser subjetivo, los fabricantes de alimentos procesados suelen añadir mucho azúcar a los productos que contienen avena para mejorar su sabor. Solo basta con mirar los ingredientes para notar su alto contenido de diferentes tipos de azúcares.
Y si compras avena pura, es muy probable que no la consumas sin aderezos. Seguramente le añades miel de abeja, chocolate líquido, jarabe de maíz y frutas con altas cantidades de azúcar, como el banano, el mango y la piña.
De cualquier manera, al consumir avena, lo único que logras es aumentar significativamente la glucosa en sangre, y tu cuerpo generará mucha insulina en respuesta.
👉 Niveles altos de insulina están relacionados con el almacenamiento de grasa corporal y el subsecuente aumento de peso.
4) La avena es rica en avenina
La avenina es una proteína presente en la avena, clasificada específicamente como una prolamina, similar al gluten en el trigo. Constituye aproximadamente entre el 10 % y el 15 % del contenido total de proteínas en la avena.
Aunque muchos pacientes celíacos pueden tolerar la avena pura, existen preocupaciones sobre el potencial inmunogénico de la avenina. Algunos estudios sugieren que un pequeño número de individuos puede reaccionar a la avenina, experimentando síntomas similares a los causados por el gluten. La seguridad de la avena en la dieta libre de gluten sigue siendo un tema de debate, con algunos pacientes reportando síntomas gastrointestinales después de consumir avena, incluso cuando está etiquetada como libre de gluten.
Si es que luego de consumir avena sientes hinchazón abdominal y gases podría ser que eres sensible a la avenina.
Aunque rara, algunas personas pueden desarrollar una alergia a la avenina. Los síntomas pueden variar desde reacciones leves, como irritación de la piel y molestias gastrointestinales, hasta respuestas alérgicas graves, incluida la anafilaxia.
Y algo mucho más importante, los bebés y niños pueden experimentar el síndrome de enterocolitis inducida por proteínas alimentarias (FPIES), una condición grave que puede llevar a vómitos, deshidratación y un crecimiento deficiente debido al consumo de avena.
5) La avena es muy poco nutritiva
Contrario a lo que se cree, la avena es muy baja en grasas y proteínas de alto valor biológico. No contiene todos los aminoácidos esenciales y su biodisponibilidad (aprovechamiento por el cuerpo) es baja en comparación con alimentos de origen animal como la carne, huevos, lácteos, mariscos y pescados.
6) La avena no es un alimento consumido naturalmente por los humanos
Considera que el consumo de cereales comenzó hace aproximadamente 12 mil años cuando se inventó la agricultura. Cuando éramos cazadores y recolectores, los cereales no formaban parte de nuestra dieta regular porque era muy difícil conseguirlos y prepararlos. Los cereales no pueden consumirse crudos, al igual que las leguminosas. Por tanto, podemos afirmar que la avena en particular y los cereales en general no forman parte de nuestra dieta desde un punto de vista biológico y evolutivo.
Si a pesar de lo que has aprendido hoy te empeñas en seguir consumiendo avena, es conveniente que sigas estas recomendaciones: asegúrate de que la avena que compras sea orgánica, es decir, que no contenga agroquímicos como el glifosato; cerciórate de que la avena que consumes esté cocida para que su contenido de antinutrientes, como el ácido fítico, sea menor; una buena alternativa a la avena es el trigo sarraceno, que probablemente no contendrá glifosato ni gluten.
🍳 En todo caso, desde mi perspectiva, un buen desayuno no necesita carbohidratos como pan y cereales. Puedes sustituirlos por huevos, tocino, lácteos y otras fuentes de proteínas y grasas de origen animal. Pronto notarás la diferencia.
La avena, a menudo considerada un súper alimento, puede no ser tan beneficiosa para la salud como se cree. Uno de los problemas principales es la presencia de agroquímicos como el glifosato, un herbicida asociado a riesgos de salud, incluyendo cáncer y disrupciones endocrinas y neurológicas. Además, la avena contiene ácido fítico, un antinutriente que puede dificultar la absorción de minerales esenciales como hierro y zinc, lo cual es problemático para personas con deficiencias minerales.
El sabor de la avena también puede ser un inconveniente. Para mejorar su sabor, los productos comerciales suelen contener altos niveles de azúcar, lo que eleva la glucosa en sangre y puede contribuir al aumento de peso. La avena también contiene avenina, una proteína que puede causar reacciones adversas en personas sensibles o alérgicas, incluyendo síntomas gastrointestinales y, en casos raros, anafilaxia.
Contrario a la creencia popular, la avena es baja en grasas y proteínas de alto valor biológico, y no contiene todos los aminoácidos esenciales. Su biodisponibilidad es inferior a la de alimentos de origen animal como carne y lácteos. Desde una perspectiva evolutiva, los cereales como la avena no formaban parte de la dieta humana hasta la invención de la agricultura hace unos 12 mil años.
Si decides seguir consumiendo avena, es recomendable optar por avena orgánica y cocida para reducir el contenido de agroquímicos y antinutrientes. Alternativas como el trigo sarraceno pueden ser más saludables. En general, un buen desayuno puede prescindir de carbohidratos como la avena y incluir proteínas y grasas de origen animal para una mejor salud.
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Juan - 50yFit
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